Segunda Parte
En Lagos de Moreno, Jalisco, las fiestas de Nuestro Padre Jesús del Calvario se organizan a partir de la fiesta de la Transfiguración de Jesús. Las visitas que hace la imagen de nuestro Padre Jesús a todas las comunidades, a partir de su “Bajada” hasta la “Subida”, y que se destacan con las tradicionales “calles compuestas”, sólo tienen un significado cristiano si se miran dentro de la fiesta de la Transfiguración. La “Bajada” y la “Subida” de la sagrada imagen de Jesús sólo cobran un sentido teológico por la fiesta de la Transfiguración. Si no logran conectarse a esta celebración litúrgica del 06 de agosto, las “calles compuestas” quedan en un mero festejo pagano sin trascendencia cristiana.
Por otro lado, Lagos de Moreno forma parte de ese gran escenario social de México: pobreza extrema (y no sólo alimentaria), desempleo, salarios mínimos que no cubren las necesidades básicas como lo dicta la Ley Federal del Trabajo, migración, desintegración familiar, delincuencia organizada, etc. Las fiestas de Nuestro Padre Jesús deben contextualizarse en la situación socioeconómica y política de Lagos. ¿Cuál es el seguimiento que pide Jesús, el Cristo, a los/las laguenses cristianos/as? ¿Qué mensaje de esperanza tiene, hoy, Nuestro Padre Jesús para los/las laguenses radicados en Lagos, en la Unión Americana y en otras ciudades de la República Mexicana?
Al inicio se dijo que la fiesta de la Transfiguración es la clave de las fiestas de Nuestro Padre Jesús. En la práctica de Jesús narrada en los evangelios, la Transfiguración (Mc 9,2-8) se ubica después de la conocida “crisis de Galilea” (Mc 8,27-38). Antes de darse la “subida” al Monte Tabor, Jesús recorrió las regiones de Galilea, Gerasa, Tiro, Sidón, Decápolis y Cesarea de Filipo, donde “visitó” Nazaret, Cafarnaum, Betsaida, Genesaret, Sidón y Cesarea, entre otros pueblos.
En sus visitas Jesús realizó un sinnúmero de curaciones milagrosas a personas endemoniadas, leprosas, paralíticas, hambrientas, sordomudas y ciegas; todas ellas excluidas social, económica, política y religiosamente por su condición. Esta “práctica” de Jesús se interpreta de manera inadecuada por sus seguidores/as (discípulos/as). Entre la multitud de seguidores/as se aviva la esperanza de que Jesús luchará contra los romanos y los expulsará para establecer el reino de Israel. Jesús fue aclamado entre vítores como el hijo de David, el Hijo de Dios, el Mesías. Ante tal exaltación de la multitud y popularidad de su práctica, Jesús de Nazaret vive un momento de “crisis” (“¿quién dice la gente que soy yo?”) y sus seguidores/as también entran en crisis y lo dejan solo cuando Jesús les plantea cómo debe ser su seguimiento (“Si alguien quiere seguirme que renuncie a sus propios intereses y que cargue con su cruz”). Antes de la “subida” al Monte Tabor, Jesús deja en claro el seguimiento que quiere de sus seguidores/as, de los/las cristianos/as. No cualquier confesión de Jesús como “Mesías” es “cristiana” (Carlos BRAVO, 1986). Vale esta afirmación para la aclamación de “Nuestro Padre Jesús” que se escucha en el fervor del catolicismo laguense.
La “Subida” al Monte Tabor significa el inicio de una nueva práctica de Jesús y de un nuevo seguimiento –un nuevo cristianismo. La Transfiguración de Jesús viene a ser la confirmación de esa nueva forma de seguir a Jesús (“Este es mi hijo, el amado; escúchenlo). Ahora, Dios revela a los/las seguidores/as la identidad y la práctica de Jesús: Jesús es el Hijo propuesto como norma de seguimiento (¡escúchenlo!). A partir de esta experiencia de revelación, los/las seguidores/as de Jesús serán preparados para responsabilizarse de la causa del Reino en favor del pueblo. ¿Cuál es la causa del Reino? En el evangelio de San Lucas encontramos la siguiente descripción programática en boca de Jesús: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,16-19). Esta nueva práctica de Jesús se contextualiza en la región de Judea y Perea, Centro del poder político-religioso de los judíos.
En esta nueva práctica ya no destacarán las acciones milagrosas como en la práctica anterior a la Transfiguración. Jesús concentrará sus esfuerzos en la consolidación del grupo de los/las discípulos/as. Ahora establece los criterios del Reino, del seguimiento: el paso de riqueza a pobreza, de seguridad a inseguridad, de privilegio social a marginación, y la cruz como condición del seguimiento.
Desde este acercamiento a la fiesta de la Transfiguración de Jesús podemos comprender el mensaje de las fiestas de Nuestro Padre Jesús para todo/as los/las cristianos/as católicos/as de Lagos. El Señor Jesús, transfigurado, pide que se fortalezca la esperanza en un mundo mejor. Se nos muestra el auténtico seguimiento para ser llamados/as sus discípulos/as: mejorar las condiciones de vida del pobre, del preso, del migrante, etc. Si tomamos la decisión de emprender este seguimiento de Jesús, entonces Él nos dirá “te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
Siglas:
Mc: Marcos, Evangelio según San
Lc: Lucas, Evangelio según San
Bibliografía:
BARVO, Carlos. Jesús hombre en conflicto. CRT. México,1986.
Nota:
La fiesta de la Transfiguración del Señor se venía celebrando desde muy antiguo en las iglesias de Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457 la extendió a toda la cristiandad para conmemorar la victoria que los cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre Mahomet II, orgulloso conquistador de Constantinopla y enemigo del cristianismo, y cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto.